De pronto se ha desplegado en España una frenética actividad electoral, ya que no laboral.

El gasto que supone las elecciones me pone el vello como escarpias. ¡Ya está bien de elecciones y de democracia! cuando tanta gente padece hambre.

Siempre me pareció imperfecta nuestra democracia: se vota a los que sentimos más cercanos de nuestra ideología y contra las ideas que no admitimos. Antes éramos la "reserva espiritual de Occidente", pero ahora son los americanos del norte los que nos dan lecciones con la mano en el pecho cuando oyen su himno nacional. Para nosotros es imposible porque nuestro himno no tiene letra.

Pasa el tiempo y desde 1978 seguimos construyendo un escenario detestable. La corrupción de las instituciones es imparable y los dos grandes partidos son incapaces en ponerse de acuerdo para instituir el "partido único" que nos sacaría de la herencia recibida que no es, como muchos creen, la "burbuja inmobiliaria de Aznar" sino la de la "crisis de Zapatero".

Además, los partidos, sobre todo uno que no quiero nombrar, tiene tantos ignorantes que es incapaz de llenar el número excesivo de escaños de los parlamentos.

No mencionaré a PODEMOS, pero diré que esta formación que quiere imponer un régimen de "República bananera", es incapaz de formular un programa mínimamente aceptable, aunque no estuviera dispuesto a cumplirlo, como hizo el PP en las últimas elecciones.

Esta formación capta a sus adeptos entre los parados, entre los que pasan hambre, los estafados por las Cajas y entidades financieras, los discapacitados sin subvención, los enfermos a los que les niegan las medicinas, los desahuciados de sus viviendas, los que no tienen dinero para pagar la electricidad para calentarse en invierno, los universitarios que se tienen que ir al extranjero para trabajar de camareros porque aquí no encuentran trabajo etc. etc. Es decir, captan a sus miembros entre los desgraciados, que son gente marginada y sospechosa.

Por tanto, propongo: ¡menos democracia populista y más trabajo individual! porque la salud del Estado depende de nosotros mismos y no del voto de ignorantes que posiblemente pertenezcan a la formación política que no quiero nombrar.