ECLIPSE DE DIOS
Antonio Burros
A los gritos de los estudiantes "¿Dónde están los curas que los vamos a quemar?" dicen que no hay que darle importancia, que eran una partida de niñatos irresponsables.
¿Niñatos, estos matacuras? No hay más que verles la cara de degenerados.
Son los sin Dios. Esa es la clave, los sin Dios. La enseñanza laica del gobierno socialista les enseñó a quemar curas, de la misma manera que a los anarquistas de la II República les enseñaron a quemar conventos unos cuantos subnormales como Giner de los Ríos, Ortega y Gasset o Azaña.
Estos lodos anticlericales nos vienen por no haber seguido lavándoles los cerebros con enseñanzas cristianas sobre el infierno y la Santísima Trinidad. Con el plan de estudios antiguo esto no ocurría. Hoy la enseñanza se ha convertido en una escuela de delincuentes, quemacuras, etarras, drogadictos...
Estamos viviendo un eclipse de Dios. Sin duda. Por lo menos la frase me ha salido redonda: un eclipse de Dios.
GALAS DEL SÁBADO
Jesús Pillo
Como aquellas copleras que tuvieron que cruzar el Atlántico cuando la música yeye las dejó sin mercado en España, Baltasar Garzón se apoya en la clientela suramericana.
España fue siempre la vanguardia de la música moderna y la política antigua, sobre todo cuando el franquismo cupletero en el que hacía furor la salsa, el mambo, la cumbia, y los Beatles, mientras en Suramérica se cantaban todavía músicas tribales. Por eso la dictadura exportaba a Suramérica obreros y cupletistas.
Con Garzón pasa lo mismo. No tiene cabida en la España democrática actual, la democracia más antigua del mundo contando la "orgánica" de Franco y los gobiernos de los reyes absolutistas democráticos. Por ese motivo se va a buscar "fans" a las repúblicas bananeras que solo mantienen su democracia desde antes de ayer, desde 1811, cuando España estaba invadida por Napoleón.
Baltasar Garzón no se resigna a ser expulsado del mundo judicial español después de haber conseguido desmontar la mafia de la droga gallega, después de haber conseguido desarticular a ETA y después de haber conseguido que se juzgue al dictador Pinochet. No se resigna el hombre. Está empeñado en que las víctimas republicanas del Generalísimo felón sean enterradas dignamente por sus familiares y eso, claro, no se puede tolerar bajo el gobierno democrático del Partido Popular.
Hay cosas difíciles de comprender, pero se comprenden.