Esta vez voy a ser más sensata, ya no voy a apelar a la guerra santa como en mi artículo anterior, pero de todas maneras pienso que hay que hacer algo. Empezaré por distinguir entre Islam y Yihad para señalar el peligro del segundo.
El Islam es una civilización tan válida como la occidental y que además influyó mucho en ésta. Al islam le debemos gran parte de nuestra Ciencia, Filosofía y sobre todo de nuestra Literatura, como se puede apreciar en la gran cantidad de poetas y poetisas andalusíes que enriquecieron la literatura española. En cambio la Yihad es una aberración cultural parecida a nuestra Inquisición medieval.
La Yihad es un problema, pero un problema para los árabes, para ellos y ellas, que los tienen que sufrir y no tanto para los occidentales. En todo caso, lo primero que se han propuesto reconquistar es el propio mundo árabe para imponer su fanatismo religioso, de la misma manera que hacían los fanáticos cristianos en la Edad Media para conquistar Jerusalén y los lugares santos.
Increíblemente, la política occidental no ha hecho otra cosa que favorecer sus planes "para que el mal triunfe" porque no ha sabido distinguir entre civilización árabe e integrismo. En lugar de potenciar la "alianza de civilizaciones" como proponía Zapatero hemos preferido el "choque" que sostenían Huntington, Bush, Aznar y Vargas Llosa.
Esperemos que la OTAN no se vuelva a equivocar y sus ataques sean selectivos contra los terroristas árabes como lo hacía la GC (incluído el GAL) en el País Vasco y sur de Francia. ¿Acaso a alguien se le hubiera ocurrido bombardear Bilbao para eliminar un comando etarra?
En cuanto a las alarmas de que quieran reconquistar al-Andalus parece que van a tener mucho trabajo antes de conseguirlo porque también tendrían que reconquistar la Provenza francesa, Sicilia y el sur de Italia y los turcos no se reprimirían en su fracasado intento de invadir Viena, porque todo aquello es territorio WAQF según el colega Albiac.
Bueno, que no se preocupe demasiado el lector por las invasiones mencionadas, son una pequeña paranoia que sufrimos en esta redacción desde hace tiempo pero que a la larga superaremos, cuando nos convenzamos que el malvado sarraceno no nos acecha desde el otro lado del Estrecho.
VUELVEN A LA RAZÓN DE LA FUERZA
por Ramón Pérez Madura
Reconozco que este titular no lo hubiera podido escribir en un diario de Honolulu porque allí no han sufrido guerras nunca, pero en España sí y muy recientes.
Me permito hacerlo porque aquí sí hubo vencedores y vencidos, represores y víctimas.
Que nadie se escandalice de lo que digo porque si dijera que la derecha heredera del franquismo "vuelve" a la razón de la fuerza estaría diciendo lo obvio. Lo periodístico es decir lo contrario, que el hombre muerde al perro y quedo como Dios.
En mi infancia, mientras a los niños progres les prohibían jugar con armas de juguete porque tenían demasiado recientes a sus padres y abuelos enterrados en las cunetas, a los niños decentes nos permitían jugar con pistolas a "indios y vaqueros" porque jugar a "nacionales y rojos" habría sido demasiado.
Actualmente son los niños progres los que juegan de mayores con pistolas y a nosotros la única forma que nos queda de "volver" a utilizar la fuerza como razón es acusando a la izquierda de estar jugando con fuego, de convertir ciertas tradiciones de pegar tiros por las calles vestidos de trabucaires en una hipérbole de terribles fusilamientos. Me atengo a la única justificación para usar la fuerza: acusando de agresividad al adversario, aunque se trate de armas de fogueo en ceremonias tradicionales.
Soy consciente que mis palabras pueden sonar a amenaza, a respuesta desproporcionada a juegos populares, pero ¡no vamos a esperar a que empiecen a quemar iglesias!
Con esta piadosa intención podemos calificar de "fusilamientos" lo que no es más que una obra de teatro callejera. Y decir con descaro que ya estamos hartos de esa "afición de la izquierda por los fusilamientos".
"Fusilamientos" eran otra cosa y los "aficionados" eran otros. Los adultos que jugaban de niños a "indios y vaqueros" lo saben sobradamente.