Siento una gran admiración por el pueblo sirio, pueblo tolerante y culto donde los haya, pero... ante la avalancha de indeseables que los "buenistas" se empeñan en recibir con baboserías y meros aspavientos humanitarios, me tengo que hacer varias preguntas:

Me pregunto si en la avalancha de sirios expulsados de sus tierras por los yihadistas no vienen infiltrados lanzados a modo de caballo de Troya. Por ejemplo podrían venir disfrazados de bebés lloriqueantes ocultando las bombas en los pañales, o tras el rostro de guapas mujeres damasquinas destrozadas por el horror que están soportando. Sobre todo teniendo en cuenta que en sus lugares de destino nadie les va a mirar con lupa sus orígenes y les van a perder la pista entre la población autóctona como si se tratara de turistas norteamericanos.

También me pregunto si estos sirios que vienen de campos de refugiados de Turquía no han sido previamente adoctrinados con un cursillo acelerado de terrorismo impartido por el malvado Erdogan para destruir el "Estado de Bienestar" europeo.

También me pregunto si no hay una mano negra que ha planificado el éxodo de millones de personas, cosa por lo demás relativamente fácil, sin otra razón que la que respondía a mi pregunta anterior: la destrucción de la Europa católica.

La última pregunta que me hago es si esta diáspora no ha sido planificada por el propio Estado Islámico que ya está harto de degollarlos y prefiere quitárselos de encima con la connivencia de los que están configurando el Nuevo Orden Mundial ateo. Esta pregunta, como apreciará el lector, es la más profunda y me hiela la sangre.

Si se confirmaran mis imaginaciones habría que darle la razón al responsable presidente de Hungría para que traten a estos indeseables como a fieras, los pateen y les tiren la comida para que se maten entre ellos y los metan presos antes de que lleguen a la próspera Austria o Alemania.

Las masas, como las ratas, siempre siguen al flautista que les hace la promesa fácil. En eso consiste la Democracia: masas de ignorantes engañados. En el caso de Cataluña, no olvide el lector que "masas" es el plural de Mas y por ende parte del problema huxleyano que trataré de desentrañar.

En el ejemplo griego observamos que las estúpidas masas han depositado por tercera vez su confianza en el flautista Tsipras. Y es probable que este domingo la turba catalana embista a España por tercera vez eligiendo a Artur Mas. Esto solo demuestra que la plebe puede ser hasta tres veces más ignorante que un calumnista como yo.

Estos líderes de pacotilla llaman a sus errores Dignidad y a su estupidez Democracia. La dignidad la tenemos nosotros, la élite, que no estamos de acuerdo con la chusma que vota tozudamente a los flautistas dispuestos a liberarlos del abuso y la injusticia e intentan acabar con la corrupción de la casta política. ¡Insensatos! Deberían confiar en gente como yo y Rajoy que sabemos conservar nuestros privilegios de forma responsable.

Que los catalanes voten "masivamente" y llenen las plazas no significa nada, son desahogos del pueblo envilecido. Después les haremos pagar su "dignidad" con más impuestos y salarios más bajos.

A los que no formamos parte de la "masa" no nos afecta porque hasta de las peores crisis políticas y económicas sabemos sacar provecho.

¡Idiotas! (en el sentido griego de la palabra, por supuesto).