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HIPATIA Y EL UNIVERSO
En el siglo actual, la observación de una colisión entre dos grupos de galaxias, hizo que los astrónomos declararan haber constatado la existencia de la llamada "materia oscura" en los confines más remotos del Universo.(1)
Hace mil seiscientos años vivió en Alejandría una mujer llamada Hipatia. Hipatia debió estar hecha de esa materia oscura del universo, porque era enigmática, sabia y habitaba los confines del mundo. Tenía la elegancia de la sabiduría. Su belleza cautivaba a los alumnos del Museum, academia anexa a la Biblioteca de Alejandría, donde ella investigaba e impartía sus conocimientos.
Su padre, Theon, la había educado para ser libre. Entre otras cosas le aconsejó: "Todas las religiones dogmáticas son una falacia y no deben aceptarse. Resérvate siempre el derecho a pensar por ti misma, es preferible pensar y equivocarse a no pensar nada".
Pero a esta mujer le tocó vivir justamente en años dogmáticos, de plena efervecencia de nuevas ideas religiosas. Por un lado el fanatismo de las religiones primitivas helénicas y egipcias, por otro el proceso de conversión al cristianismo del Imperio Romano iniciado por el emperador Constantino y por último los judíos celosos de sus tradiciones milenarias.
Los primeros padres de la Iglesia católica consideraban que la ciencia y el conocimiento del universo eran manifestaciones paganas. Alejandría en esa época era el centro de las disputas teológicas-filosóficas que se mantenían en el Imperio Romano, patria de Arrio que sostenía que Cristo no era Dios sino una criatura suya. Un siglo antes, en el Concilio de Nicea se había declarado el arrianismo como una herejía y perseguido a los arrianos como blasfemos. El cristianismo trataba de imponer sus dogmas a sangre y fuego. Los monjes parabolanos constituían verdaderas "fuerzas de choque" contra el paganismo, respaldados siempre por un gobierno de conversos armaban la de "Dios es Cristo" cuando alguien ponía en duda su fe. El patriarca de Alejandría, Teófilo, predecesor del sátrapa Cirilo, había mandado incendiar todo el complejo cultural de Alejandría en uno de los actos de barbarie más brutales de la historia porque creía que el conocimiento del universo podía echar por tierra las creencias religiosas.
Hipatia fue astrónoma, matemática y filósofa. Desgraciadamente no han llegado hasta nosotros sus escritos, pero sí las referencias a ellos de Sócrates el Escolástico, las cartas llenas de admiración que le escribiera Sinesius de Cirene y el epigrama que le dedicó Palladas, posiblemente con ocasión de su atroz muerte. Gracias a ellos conocemos sus inventos, sus descubrimientos, y también su pasión por el conocimiento.
En esa Alejandría convulsionada, vivía esta mujer inteligente, de espíritu libre, que no se amedrentó con las amenazas cristianas. Había muchas razones para considerar a Hipatia como objetivo del odio cristiano. En primer lugar era racionalista, continuadora del neoplatonismo de Plotino, no creía en la divinidad de Cristo, su agnosticismo la llevaba a pensar que si Dios existía tendría que ser un Dios único y no una Trinidad como sostiene la iglesia católica. Tampoco creía en la virginidad de la madre de Jesús, creencias que por votación de los obispos habían sido elevadas a dogmas en los concilios de Nicea (325) y Efeso (431) y desde entonces se consideraba herejía su negación. Hipatia era científica, inventó el astrolabio marino que se usó durante siglos en todas las naves descubridoras del planeta, y eso era una clara muestra de "superchería satánica" como lo calificó el obispo Nikiu. Se dedicaba a la astronomía y a las matemáticas, ciencias que los cristianos consideraban dentro de la magia y la brujería. Hipatia aceptaba la teoría demostrada por Eratóstenes (año 255 a.d.C) de que la Tierra era redonda. Eratóstenes no sólo lo había demostrado sino que la había medido determinando que su circunferencia abarcaba 252.000 estadios (39.614,4 kms), es decir, que se equivocó en sólo 393,6 kms (menos del 1%). Sin embargo los cristianos sostenían que la Tierra era plana y que el universo tenía forma de tabernáculo!!! Hipatia conocía la redondez de la Tierra en el siglo V, pero la Europa cristiana tuvo que esperar hasta el siglo XV que Colón descubriera América para aceptarlo. ¡Mil años empecinados en la ignorancia! Por último había una razón más para que la cristiandad odiara a Hipatia: era mujer, bella, inteligente y emanaba el perfume de la libertad intelectual.
Algunas de las imágenes aéreas de la película Ágora, donde se ve la ciudad como un enorme hormiguero, son de una belleza plástica indiscutible. Alejandro Amenábar nos introduce en la atmósfera del cristianismo primitivo de Alejandría a través de unos escenarios grandiosos que no tienen nada que envidiar a los peplum norteamericanos, aunque en los detalles tenga más concesiones cinematográficas que históricas. Cae en un ingenuo maniqueísmo estético cuando nos presenta a los cristianos sucios y vestidos de oscuro y a los adoradores de Serapis limpios y vestidos de blanco, tan fanáticos eran unos como otros y no creo que se distinguieran por su higiene o vestuario. Por otro lado, es admisible generar ucronías para darle continuidad a la historia y cierto contenido humano, como es el caso del amor-odio del esclavo despechado, pero alejarse de los hechos conocidos no se justifica. Por ejemplo, el asesinato de Hipatia no se ajusta a la versión conocida :
"La arrancaron de su carruaje cuando se dirigía a su trabajo en el Museo anexo de la gran biblioteca de Alejandría; la arrastraron a la iglesia llamada Cesárea; la dejaron totalmente desnuda; le tasajearon la piel y las carnes con caracoles afilados, hasta que el aliento dejó su cuerpo; descuartizan su cuerpo; llevan los pedazos a un lugar llamado Cinaron y los queman hasta convertirlos en cenizas." (Sócrates el Escolástico. Siglo V.)
Es posible que la muerte de la protagonista que vemos en la película del director hispano-chileno sea mucho más romántica y cause mayor emoción al público, pero está muy lejos de la verdad histórica. Aunque la película no pretende ser una biografía de la astrónoma egipcia, ni siquiera un "biopic", entre otras cosas porque no existen suficientes datos sobre su vida, en mi opinión debió respetar los hechos históricos. Hay que verla sólo como la recreación de una época, la de los primeros siglos fundamentalistas del cristianismo, según el guión preparado por el propio Amenábar y Mateo Gil. (2)
Por desgracia, aún hoy no nos hemos librado del movimiento involucionista que anida en las distintas religiones dogmáticas, llámense Islamistas o Cristianas que vemos en la película Ágora. Se debe a que se continúa creyendo que los hallazgos científicos amenazan los cimientos de lo humano y lo divino (Galileo, Copérnico, Bruno, Servet, etc. son buena muestra de la actitud de la Iglesia ante la ciencia) como lo creía el obispo Cirilo. Recientemente, el cosmólogo Stephen Hawkings recibió una sugerencia del Papa Juan Pablo II: le pidió que no investigara sobre los orígenes del universo. Los dogmas suelen ser incompatibles con la verdad científica, es lo que Theon le transmitió a su hija Hipatia en el siglo V pero al contrario que la actitud del Papa, le encareció que se pusiese del lado de la ciencia. Por eso, la película de Amenábar además de proporcionarnos un deleite en la contemplación del mundo greco-romano, magníficamente recreado y ficcionado con una historia atractiva, cumple también la función que todo buen arte debe poseer: señalar, dar testimonio, denunciar si hace falta, el absurdo de nuestra sociedad y los peligros que conlleva. Lo que está ocurriendo ahora en Afganistán, o Irán, donde existen más de una Hipatia y muchos "Ayatolah Cirilos" no son cosas del siglo V, es la actualidad del siglo XXI que vemos cada día en los informativos.
Hoy los astrónomos descubren esa materia oscura que rodea el universo, me gustaría pensar que al menos en Occidente estamos redescubriendo el espíritu de Hipatia. Que el racionalismo de la científica egipcia terminará venciendo a los fanatismos religiosos y políticos que aún persisten en el mundo. Que al final se va a poder desvelar esa materia que ha oscurecido históricamente el pensamiento de la humanidad y avanzaremos en el conocimiento libre como pretendía Hipatia. No sé si éste es el objetivo que se propone la película Ágora de Alejandro Amenábar pero a mí es lo que me sugiere.
Leopoldo de Trazegnies Granda
ÁGORA
Dirección: Alejandro Amenábar
País: España
Guión: Alejandro Amenábar y Mateo Gil, basado en la vida de la astrónoma Hipatia.
Género: Drama histórico (peplum)
Intérpretes: Rachel Weisz (Hipatia). Max Minghella (Davo). Oscar Isaac (Orestes). Ashaf Barhom (Amonio). Michael Lonsdale (Theon). Rupert Evans (Sinesio). Sammy Samir (Cirilo).
Producción: Fernando Bovaira y Alvaro Augustín
Música: Darío Marianelli
Fotografía: Xavi Giménez
Montaje: Nacho Ruiz Capillas
Dirección artística: Guy Dyas
Vestuario: Gabriella Pescucci
Distribuidora en España: Hispano Foxfilm
Estreno en España: 9/10/2009
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PAGINA ACTUALIZADA EL 9/10/2009