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L. Tamaral
Padre de L. Tamaral
BIOGRAFIA DE L. TAMARAL FUENTES:(Información preparada por: Leopoldo de Trazegnies Granda)
-De las casas que nos poseyeron y que fuimos abandonando. L. Tamaral, Lima, 1972.
-Los cuentos de Edom. Antología Peliart. Strips Editores, S.A. Madrid, 1977.
-Versos del oriental. L. Tamaral. Editorial El paisaje. Aranguren (Vizcaya), 1986.
-Calendario de Lurín L. Tamaral. Sevilla, 1998 (póstumo).
-La literatura peruana de Luis Alberto Sánchez (5 tomos). P.L. Villanueva, editor. Lima, s/f.
L . TAMARAL La biografía de este escritor peruano, que salvó dos veces la vida gracias a su sabiduría y que al fín la perdió precisamente por culpa de su inteligencia, sólo puede ser aproximada, debido a la carencia de datos que tenemos sobre su vida.
Nació en un ranchito del malecón Iglesias de la bahía chorrillana de Lima, cuando las veredas aún olían a canastas de choros y pejerreyes que los pescadores dejaban al sol. El día exactamente nadie lo recuerda, se sabe que fue un mal año, de mucha hambre, a principios de siglo, probablemente 1902. Pertenecía a una modesta familia de clase media, cuando en el Perú aún no existía la clase media.
Su padre se ganaba la vida como profesor de matemáticas en el actual Colegio Nacional José María Eguren; fue autor de varios libros de geometría y amante de los gallos de pelea; su afición lo llevó a la muerte: a raíz de una riña en que participó un gallo giro de su propiedad recibió un navajazo de un matón de la mafia china que dominaba las peleas en el coliseo de Chucuito.
L. Tamaral estudió con aprovechamiento en el colegio donde su padre impartía clases, pero tras la trágica y casi vergonzosa muerte de su progenitor fue expulsado de las aulas, continuando su formación, a partir de entonces, de manera autodidacta.
Posteriormente participó en la política peruana oponiéndose al presidente Leguía. Sus artículos satíricos en las revistas "La burra sin leche" y "La sanguijuela herida", le costaron la cárcel en varias ocasiones. Perseguido por el dictador, viaja a Paris en 1929, como polizón, en un barco griego atracado frente a Chorrillos. Aborda el barco a nado emulando la hazaña del mártir José Olaya. Ya en alta mar, es descubierto y se le intenta arrojar al agua, que era la suerte que corrían todos los polizones. Se salva gracias a conocer la Ilíada de memoria y recitarla para entretener a la tripulación. Durante el trayecto tiene ocasión de aprender griego gracias a su gran facilidad para los idiomas y se divertía adornando la epopeya homérica con frases en griego moderno. Desembarca en Marsella donde es detenido al ser confundido con un miembro de la resistencia argelina. En los "interrogatorios" pierde parte de la oreja izquierda, circunstancia que en los años posteriores lo hiciera conocido entre la bohemia sudamericana de París como el "Mocho". En desagravio, el gobierno le concede el permiso de residencia en suelo galo.
En París se matricula en la Escuela Normal y recibe clases de filosofía de un entonces desconocido y estrafalario profesor llamado Jean-Paul Sartre. Su lúcido analisis del existencialismo le granjearía, años después, la amistad y la admiración de un músico de jazz interesado en la patafísica y la literatura, de nombre Boris Vian.
Preocupado por todas las ciencias humanistas, sigue los cursos de medicina homeopática, como alumno libre de la Sorbona, sin llegar a concluir sus estudios. Sus conocimientos homeopáticos le salvan la vida durante la ocupación alemana porque el coronel Eichelmann era gran aficionado a ese tipo de terapia y lo adoptó como su "sanador" personal.
Al final de la guerra contrajo matrimonio y tuvo descendencia francesa, pero ha sido difícil de identificar porque sus hijos adoptaron el apellido de la madre, una bellísima artista del music hall de la que sólo se tiene conocimiento que trabajaba bajo el seudónimo de "La Maroccaine".
Fue invitado por Juan Larrea al II Congreso Internacional de Escritores Antifacistas que se celebró en Valencia en plena Guerra Civil española. Tenía pensado viajar con César Vallejo y Henri Barbusse a los que frecuentaba en Saint Germain, pero en el último momento desistió por no abandonar el singular consultorio de "Urgencias homeopáticas" que tenía abierto en la rue du Renard, cerca del mercado de les Halles, donde atendía principalmente infecciones venéreas (cuando aún no se había inventado la penicilina) y se dice que sus consejos eran más efectivos que los globulitos homeopáticos que recetaba. De esa época data su amistad con Corpus Barga, del que podemos afirmar que se exilió en Lima, en vez de en México como casi todos los escritores republicanos españoles, debido al interés y emoción por el Perú que L. Tamaral le supo transmitir en sus conversaciones. En los años 70 regresa al Perú llamado por su amigo Corpus Barga que, conocedor de su situación de extrema pobreza en les Halles de París, viviendo casi exclusivamente de la caridad de las prostitutas, le ofrece un puesto dentro del periodismo local. Después de su breve estancia en el Perú donde colabora como redactor de radio Victoria, Tamaral decide volver a Europa y se radica definitivamente en Sevilla donde abre un "taller de inventos" en la calle Cabeza del Rey Don Pedro.
L. Tamaral es un escritor escaso y tardío. Tal vez por eso sea un desconocido de las Letras peruanas, figurando en poquísimas antologías. Luis Alberto Sáchez lo menciona en su obra tan de pasada que se olvidó de incluirlo en su "Indice Onomástico", por lo que es imposible encontrar la referencia. A pesar de participar en los movimientos dadaístas, ultraístas y surrealistas, no escribe una sóla linea durante su etapa de París. Pero hay abundantes menciones de su facilidad para recitar composiciones propias de memoria, sin plasmarlas nunca en papel. Ya casi en la ancianidad (aunque para él fuera sólo una "larga juventud") publica en ediciones reducidas algunos de sus poemas, que se reseñan al principio de esta biografía.
Fallece en Sevilla, mientras se celebraba la Expo Universal de 1992, aproximadamente a los noventa años de edad, durante la demostración de un motor de su invención que explotó de forma imprevista. La explosión fue de tal magnitud que no se encontraron sus restos en todo el aeródromo de Tablada, por lo que no pudo ser enterrado en el cementerio sevillano de San Jerónimo. Aunque se declaraba agnóstico, se rezó una misa en el lugar del accidente, en contra de los que hubieran sido sus deseos, por iniciativa del capellán del ejército, al que le unía una estrecha enemistad. Asistió el público que presenciaba la demostración, que afortunadamente no se vió afectado por el accidente, y algunos intelectuales del partido socialista. Se sabe que a su funeral de "corpore no-sepulto" vinieron sus hijos de Francia que depositaron una corona con la bandera francesa, nadie sabe porqué.
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PAGINA ACTUALIZADA EL 18/3/2000