España produce aproximadamente 200 películas al año, de las cuales sólo llegan 120 a las pantallas de los cines y la TV. El resto, 80, muchas de ellas de gran calidad y algunas habiendo concursado con éxito en festivales, se quedan en los cajones de los productores sin llegar nunca a distribuirse. Son el fruto de unos directores que se han dejado la piel rodando con medios precarios, sin subvenciones ni ayudas, penalizados con un IVA del 21%, esos, no creo que compartan el éxito de la ceremonia de entrega de los Premios Goya de 2015.
El gobierno y los principales medios se han lanzado eufóricos a elogiar el cine español porque una película como "Ocho apellidos vascos" haya batido todos los records de taquilla. A eso se juntan los galardones obtenidos por "Isla mínima" como la mejor película de año.
"Ocho apeliidos vascos" tuvo la única virtud de tocar las fibras hispanas más tópicas para consagrarse como una película de gran público, pero en cuanto a calidad deja mucho que desear. Otro tanto le ocurre a "Isla mínima" que es una película policial en el mismo estilo que "Grupo 7" sin nada relevante y con mucho misterio forzado dejando cabos sueltos imprescindibles para la comprensión de la sórdida historia. No pasa de la sugerencia y traslada al espectador la labor del investigador para al final no desvelar nada que no supiéramos y dejarse sin explicar lo que no se sabe. Es una película anti Agatha Christie. Sólo se puede reseñar de ella los estupendos planos horizontales de los campos marismeños tomados desde un dron o helicóptero, pero eso no es suficiente.
Para el Gobierno, los cineastas que hasta ayer mismo eran malos malísimos y subversivos, ahora resultan ser buenos buenísimos y representantes de la cinematografía española. Y todos tan contentos.
Una golondrina, ni dos, hacen verano, sobre todo si el Gobierno del PP se ha dedicado los últimos años a disparar a las bandadas de golondrinas diciendo que eran "pájaros" nocivos para la cultura española.
¿Cuántas películas de calidad se han quedado en los cajones de los productores? ¿Y cuántas no se han rodado por falta de presupuesto?
¿Qué ha pasado para que dos películas mediocres hayan hecho cambiar la opinión del Gobierno sobre el cine español? ¿A partir de ahora se va a apoyar al llamado séptimo arte como se hace en Francia o Alemania? ¿Podremos por fin ver las películas buenas que no se hacen?
¿O es que se quiere aprovechar políticamente del pequeño éxito de dos películas para echar al vuelo las campanas preelectorales?
Menos mal que al menos Dani Rovira nos hizo pasar una tarde amena en la entrega de los exclusivos Goya.