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POESÍA VIVA  

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ISABEL MARTÍN RUIZ
Poemas del des-amor
 
 

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 LA PALABRA TIEMPO
 Ignacio Arrabal (Sanlúcar de Barrameda, 1973)
 Cádiz, 2003

MIEDO

      Yo estuve en el sueño confuso que tambaleó tu noche,
      en la esfera nácar de las sombras del patio,
      allí, en el rojo amanecer que nunca vimos
      y el alquitrán que olvidamos.

      Estuve en el escalofrío de la palabra miedo
      y en las demás palabras que no dijimos,
      por MIEDO.

      Estuve como aquel que surge de la nada
      y agota y clava en el silencio un manantial sin peces.

      Estuve en el otoño que deja el mar sin flores
      y en el invierno que derrite la nieve
      y provoca la ruina de los días.

      Estuve en las estatuas frías que no se inventaron
      para dormir, como duerme la cereza en el metafórico
      amargo de los volcanes.

      Estuve y estuve contigo, aunque tú sólo fueras
      el sonido de una palabra perdida
      que diera nombre a la vida.

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 José Pérez Olivares (Cuba, 1949)
 Revista Reloj de Arena Nº 31

  DE LEONARDO A SU HIJO ADOPTIVO Y APRENDIZ DE PINTOR  

      A tu edad, Giacomo,
      vemos las cosas sin comprenderlas.
      Las tocamos
      como si tocáramos sólo su piel
        y no su alma,
      como si tocáramos su nombre
        y no su esencia.
      A tu edad, que es la de quienes abren
        por primera vez los ojos,
      todo resulta bello, pero confuso,
      todo parece excitante, pero ajeno.
      Cuán lejos se está aún
        de la verdad,
      a qué distancia tan escasa
        de la mentira.
      Poco a poco irás conociéndolas,
      aprendiendo a diferenciarlas
      como se diferencia
        un fruto de otro.
      Tiempo habrá para ello,
      tiempo es lo que sobra.

      A tu edad, Giacomo, se está
      en el umbral del misterio.
      El misterio de los cuerpos,
      el misterio del placer,
      el misterio de la vida.
      Los juegos van quedando atrás.
      Y un día, sin que sepas cómo,
      comenzará a brotar de tus labios
      un néctar
      y a fluir de tu piel una añoranza.
      A partir de ese instante
      tuya completamente será la vida
      y harás con ella lo que desees,
      lo que siempre hayas deseado hacer.
      Más no olvides, Giacomo,
      que en ti combaten

        dos criaturas:
      una amable y otra cruel.
      ¿A cual de las dos servirás?
      ¿A cual entregarás la llave?

      Es una pregunta sin respuesta
      todavía,
      pero se puede intuir
      si al mirar a los ojos se percibe
      como un brillo o una sombra.

 


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RUBOR

                    Antonio Nadal Pería (Zaragoza) E.Mail

A falta de sus besos, buenas son sus bofetadas. Unas irritan más que otras, unas se esperan voluntariamente, otras llegan de improviso y son las que más duelen, aunque el dolor es momentáneo y luego queda un escozor agradable. Es una forma peculiar de relación, la única manera de recibir sus caricias, caricias fuertes, violentas incluso. Ella empezó a golpearme por un desafío mío, para desahogarse y para vengarse de mis impertinencias, de saberse objeto de un deseo amoroso. Luego se convirtió en una costumbre, hasta que, sintiéndome humillado, me negué a seguir recibiendo sus bofetones. Y es que se estaba convirtiendo en una relación sado (por su parte) masoquista (por la mía). Pero ante su insistencia de abofetearme más, no sé si al final terminaré por ceder.


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