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MAPA DE LOS SILENCIOS DE TOKIO

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        Él podría ser cualquiera de los que aparecen en el programa "Españoles en el mundo" que se emite por TVE: un catalán que se ha quedado a vivir en Japón y ha montado una tienda de vinos españoles, muy original.

        El personaje que interpreta Sergi López es un ser parco en palabras y exiguo en emociones, que no tiene mayores inquietudes que las de un pequeño burgués al frente de su negocio. Lo asombroso es que viva en Tokio como si se encontrara en un barrio de Tarrasa. Pero nuestra sorpresa es aún mayor cuando nos enteramos que ese comerciante ha tenido una misteriosa relación con una sensible chica japonesa que la ha llevado al suicidio. Allí empieza nuestra intriga y el drama. El padre de la chica, como un moderno samurai de multinacional, no se resigna a la pérdida de su hija y clama venganza culpabilizando al catalán propietario de la tienda de vinos.

        La aparición de la sensual y sofisticada joven japonesa Ryu (Rinko Kikuchi, ya conocida como protagonista de una de las historias de Babel) que inexplicablemente trabaja de pescadera en el mercado mayorista de Tokio tasajeando atunes, va a completar la extraña y absurda historia que nos presenta Isabel Coixet.

        Hay un detalle más. La contradicción intrínseca que encierra la atractiva Kikuchi no termina allí: también trabaja de sicaria, es decir, mata a cambio de dinero. ¿Se trata de una patología de sadismo? En principio no, actúa como si se tratara de una tarea más de su monótona existencia.

        No desvelamos nada de cómo se desarrollará el argumento de la película porque es fácil suponer que el padre de la enamorada suicida recurrirá a la sofisticada sicaria para hacer desaparecer al ingrato comerciante catalán y que la asesina empezará a enamorarse de su potencial víctima iniciando con él un romance de juegos eróticos en un sórdido hotel del barrio rojo de Tokio. Si la faceta asesina de Ryu se desconociera, la película tendría cierto suspense y la aparición de la pistola en sus manos podría producir un efecto turbador, pero no es así. La hemos visto aceptar previamente el "encargo" a cara descubierta y su actitud indica claramente que no va a cumplirlo esta vez.

        La acción transcurre en una atmósfera de sentimientos insondables que más bien pudieran atribuirse a psicópatas que a ciudadanos ordinarios pero que Coixet se empeña en que el espectador los tome por normales: el flemático comerciante, la apasionada joven suicida, el patético amor del padre, la ingenua asesina... metidos en una tumultuosa tragedia oriental, resultan difíciles de asimilar.

        Como contrapunto figura un anciano japonés, amigo de la asesina, aficionado a grabar los sonidos de la ciudad y que además es el narrador en off de la historia. Representa la única chispa original y humana en ese desfile de imágenes tópicas de la capital del Japón. El título es pues lo mejor de la película: Mapa de los sonidos de Tokio y tal vez hubiera quedado aún mejor con un pequeño trueque gramatical: Mapa de los silencios de Tokio.

        De todas maneras, no se puede dejar de reconocer el mérito que tiene Isabel Coixet al intentar montar un drama sentimental con elementos tan dispares y en lugares tan exóticos, pero el resultado no puede ser otro del que nos tememos desde el inicio de la película: una historia lenta y sin interés porque no responde a ningún sentimiento humano ni oriental ni occidental y por tanto resulta falsa y artificiosa.

        La calidad de la fotografía es buena, pero da la impresión que a los especialistas les empieza a molestar el avance tecnológico de la óptica y emborronan las imágenes para disimular la perfección y nitidez de los fotogramas recurriendo a veces a efectos que son más propios de las presentaciones del "Power Point" que de la cinematografía.

        Para convencernos de que hemos visto una película totalmente inverosímil es necesario quedarse hasta el final de los créditos (ilegibles), porque aparece una última imagen reveladora: una mujer-árbol que ha permanecido inmóvil en una galería comercial durante toda la película ¡echa a andar!

        Esta fue la segunda película seleccionada para representar a España en Hollywood. Menos mal que la Academia tuvo el buen tino de elegir El baile de la victoria, de Fernando Trueba, basada en una historia de Antonio Skármeta sobre el Chile posterior a la dictadura, que inexplicablemente aún no ha sido estrenada.

Leopoldo de Trazegnies Granda

MAPA DE LOS SONIDOS DE TOKIO

Título original: Map of the Sounds of Tokyo
Directora: Isabel Coixet
Guión: Isabel Coixet
Director de fotografía: Jean-Claude Larrieu
Montadora: Irene Blecua
Jefe de los decorados: Ryo Sugimoto
Vestuario: Tony Crosby
Peluquero: Tomomi Higuchi
Maquillador: Tomomi Higuchi
Ingeniero de sonido: Aitor Berenguer, Fabiola Ordoyo, Marc Orts
Reparto: Rinko Kikuchi: Ryu. Sergi López: David. Min Tanaka: Narrador. Manabu Oshio: Yoshi. Takeo Nakahara: Nagara. Hideo Sakaki: Ishida

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PAGINA ACTUALIZADA EL 24/9/2009

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