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ÚLTIMA PUBLICACIÓN:

L. Tamaral: La percepción del tiempo  

Escritores reencontrados            

- Carlos Oquendo de Amat
- César Calvo
- Antonio Cisneros
- Alejandra Pizarnik
- Manuel Scorza
- Raquel Jodorowsky
- Pedro Salinas
- Emilio Prados
- Alfonsina Storni
- L. Tamaral
- Elizabeth Bishop
- Cristina Peri Rossi
- Mario Benedetti
- Blanca Varela
- César Moro
- Gioconda Belli
- Osvaldo Sauna
- Carlos Barral
- Manuel Vázquez Montalbán
- Chiyo-ni
- Kuei Shi
- Jorge Eduardo Eielson
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- Jorge Luis Borges
- Bilhana Kavi
- Matsuo Basho
- Manuel Bandeira
- Vicente Aleixandre
- Angel González
- Anónimo castellano (S. XIV)
- Manuel Altolaguirre
- Jorge Bocanera
- Giuseppe Ungaretti
- Isaac del Vando-Villar

 

5 METROS DE POEMAS
Carlos Oquendo de Amat (Puno. Perú, 1906- Guadarrama, España, 1936)
Editorial Decantar. Colección Retorno. Lima, 1969.

COMPAÑERA

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AUSENCIAS Y RETARDOS
César Calvo (Lima, 24/7/1940-18/8/2000)
Ediciones de La Rama Florida. Lima, 1963.


NOCTURNO DE VERMONT

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TERCER MOVIMIENTO (affettuoso) CONTRA LA FLOR DE LA CANELA
Antonio Cisneros (Lima, 1942)
Ediciones Miljevic. Buenos Aires, 1977.


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POEMA PARA EL PADRE
A Jean
Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 1936-1972)
Rev. Arbol de Fuego. Caracas, enero, 1972.

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CAMINOS DEL ESPEJO

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A CÉSAR CALVO AGRADECIÉNDOLE QUE ESTÉ AQUÍ(*).

Manuel Scorza (Lima, 1928-1983)

(*) Poema inédito de Manuel Scorza. Escrito en la mañana del 20 de mayo en el Hotel de Turistas de Tacna. Corregido en París la noche del 21 de junio de 1977.Una frase pequeña del poema se publicó en la revista Somos del diario El Comercio al fallecer el también poeta peruano César Calvo.
Fuente: de la correspondencia entre Mariana Alegre Scorza ( nieta de Manuel ) y Gabriel Martínez (estudioso admirador del poeta ) - 30/05/2001.
Enviado por el escritor Santiago Hynes - Bs. Aires. a Página Digital (www.paginadigital.com.ar)


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POEMA PARA SERVULO PINTOR (fragmento)

Raquel Jodorowsky (Iquique, Chile).
La Edad del Tiempo (Cuadernos trimestrales de poesía. Nº 29)
Trujillo (Perú), enero de 1962

No espero tu muerte para cantar
Tiene que ser ahora cuando te llame
huaco lleno de noche-abuelo verde de arenas nietas-
padre azul de cacerolas bajo las tumbas - o novio rojo
de huarango que caza el sol -
Mientras escribo tu nombre en papel con venas
por donde circulas tratando de ser real
un ejército de flores te amenaza llevar
hacia la primavera eterna
vamos a salvarte para que seas viejo
de una vez para siempre viejo como tu pasado
como tu corazón de amar, viejo
como tu zapato usado donde habitan mariposas
Tenemos que cuidarte
y te dejamos huérfano en la puerta de los cines
caminando sin abrigo, hasta que llegas a una esquina
y te traga un bar.
Tenemos que adoptarte, mandarte a la escuela
para que enseñes desde un púlpito de uvas
como se bebe la sangre verdadera de Cristo
o el llanto blanco de la virgen
dormida bajo Ica
que llora por los piscales hacia arriba
Tú que te incendias en cada grito
por tus mujeres que cantan en los muros
con una misma boca para todas
que desde tu fondo de hombre
trabaja la mañana su alegría
súmame a tu canto, amigo
también a Catalina Salvaje.
(...)

______________________

EN SENTIDO INVERSO
Ed. El oso y la pajarita (Lima, 1960)

Tu tiempo para mí

Cuando los otros
te abandonan
yo recojo
lo que resta de ti
Lo que ninguna persona conoce
Cada vez
que tú te vistes de noche
y caminas para encontrar mis ojos
Yo guardo para ti
un abrigo como un cuerpo
Cuando los otros
te dejan ir
yo recojo tus pasos
y los deposito en el país
donde eras muy pequeño
en todas las horas
Es aquí que yo regreso
y puedo hablarte
y tú me reconoces
y yo te guardo
para mí sola.

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La voz a ti debida
Pedro Salinas (Madrid 1891-1951)

     

    Yo no necesito tiempo
    para saber cómo eres:
    conocerse es el relámpago.
    ¿Quién te va a ti a conocer
    en lo que callas, o en esas
    palabras con que lo callas?
    El que te busque en la vida
    que estás viviendo, no sabe
    mas que alusiones de ti,
    pretextos donde te escondes.
    Ir siguiéndote hacia atrás
    en lo que tú has hecho, antes,    
    sumar acción con sonrisa,
    años con nombres, será
    ir perdiéndote. Yo no.
    Te conocí en la tormenta.
    Te conocí, repentina,
    en ese desgarramiento
    brutal de tiniebla y luz,
    donde se revela el fondo
    que escapa al día y la noche.
    Te vi, me has visto, y ahora,
    desnuda ya del equívoco,
    de la historia, del pasado,
    tú, amazona en la centella,
    palpitante de recién
    llegada sin esperarte,
    eres tan antigua mía,
    te conozco tan de tiempo,
    que en tu amor cierro los ojos,
    y camino sin errar,
    a ciegas, sin pedir nada
    a esa luz lenta y segura
    con que se conocen letras
    y formas y se echan cuentas
    y se cree que se ve
    quién eres tú, mi invisible.

 

     

    ¿Hablamos, desde cuándo?
    ¿Quién empezó? No sé.
    Los días, mis preguntas;
    oscuras, anchas, vagas
    tus respuestas: las noches.
    Juntándose una a otra
    forman el mundo, el tiempo
    para ti y para mí.
    Mi preguntar hundiéndose
    con la luz en la nada,
    callado,
    para que tú respondas
    con estrellas equívocas;
    luego reciennaciéndose
    con el alba, asombroso
    de novedad, de ansia
    de preguntar lo mismo
    que preguntaba ayer,
    que respondió la noche
    a medias, estrellada.
    Los años y la vida,
    ¡qué diálogo angustiado!

    Y sin embargo,
    por decir casi todo.
    Y cuando nos separen
    y ya no nos oigamos,
    te diré todavía:
    "¡Qué pronto!
    ¡Tanto que hablar, y tanto
    que nos quedaba aún!"

Para oir este poema en la voz del autor, pulse AQUI

 

     

    No, no te quieren, no.
    Tu sí que estás queriendo.

    El amor que te sobra
    se lo reparten seres
    y cosas que tú miras,
    que tú tocas, que nunca
    tuvieron amor antes.
    Cuando dices: "Me quieren
    los tigres o las sombras"
    es que estuviste en selvas
    o en noches, paseando
    tu gran ansia de amar:
    No sirves para amada;
    tu siempre ganarás,
    queriendo, al que te quiera.
    Amante, amada no.
    Y lo que yo te dé,
    rendido, aquí, adorándote,
    tú misma te lo das:
    es tu amor implacable,
    sin pareja posible,
    que regresa a sí mismo
    a través de este cuerpo
    mío, transido ya
    del recuerdo sin fin,
    sin olvido, por siempre,
    de que sirvió una vez
    para que tú pasaras
    por él -aún siento el fuego-
    ciega, hacia tu destino.
    De que un día entre todos
    llegaste
    a tu amor por mi amor.

 

19 poemas
Emilio Prados (Málaga 1899-1962)

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Alfonsina Storni (Bs. Aires 1898-1938)

Miedo

" Aquí, sobre tu pecho, tengo miedo de todo;
estréchame en tus brazos como una golondrina
y dime la palabra, la palabra divina
que encuentre en mis oídos dulcísimo acomodo.

Háblame de amor, arrúllame, dame el mejor apodo,
besa mis pobres manos, acaricia la fina
mata de mis cabellos, y olvidaré, mezquina,
que soy, ¡oh cielo eterno!, sólo un poco de lodo.

¡Es tan mala la vida! ¡Andan sueltas las fieras!...
Oh, no he tenido nunca las bellas primaveras
que tienen las mujeres cuando todo lo ignoran.

En tus brazos, amado, quiero soñar en ellos,
mientras tus manos blancas suavizan mis cabellos,
mientras mis labios besan, mientras mis ojos lloran. "

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L. Tamaral (Lima 1902-Sevilla 1992)

Nanas para poblar tus insomnios

Nana de la mariposa

        Amor, eres como una mariposa de colores pálidos sólo visibles en la oscuridad. Pliega las alas de tus pensamientos y despréndete del leve peso de tu cuerpo. Duerme así, como duermen las luces y los pájaros en vuelo, con los ojos abiertos en mi noche.

Nana del caracol y la estrella

        Por la noche el caracol deja su espiral de sueños sobre una hoja verde y por la mañana, al recogerlos, el rocío los disuelve.
        ¿Y la estrella? La estrella eres tú, vida mía.

Nana del caballo azul

        Primordialmente el sueño del caballo no es más que un galope congelado, la Via Láctea que deja en el aire su crin blanca.
        Pero este caballo azul enamorado, una noche sin viento ni recuerdos, soñó que se volvía de cristal al tocar tu piel en plena madrugada.
        Y hoy se guarece transparente a tu costado.

Nana de la gaviota

        Se acercó la gaviota al mar como a un espejo y vio que en él cabía el cielo entero y se vio a sí misma volando entre las nubes, pero notó que algo le faltaba, saber de ti, que tú existías.

Nana del perro chino

        Más que perro osito. No anda sino vuela, no tiene pelo sino nube, no abre sus ojos sino estrellas, en vez de rabo horóscopo y el pecho una bóveda celeste donde duermen las niñas obsequiosas, bonitas y buenas, como tú.
Nana de las horas y las campanas (Navidad)

        En el mar de tu cuerpo se encendió la noche oscura y por tus venas caleteaban los barquitos de mis sueños.
        Los relojes de arena de los puertos bajaron a dormir sobre la playa.
        Duerme en la Nochebuena, mi amor, que en lugar de horas hay estrellas y en vez de turrones, campanas.

Nana de la niña maga (Seis de enero)

        Fuiste niña, luego mujer y ahora maga, tres veces la misma ilusión.
        La ilusión es el agua de lluvia antes de tocar la tierra, es el olor oscuro del alba tras la ventana, es tu sonrisa a punto de saltar del iris caramelo de tus ojos.
        Duerme como niña mujer maga, duerme como maga mujer niña, duerme como mujer niña maga, bajo la ilusión de esta noche de Reyes, desde donde yo te miro.
Nana con zeta de tristeza

        Una lágrima tuya bastaría para empapar el mar, para apagar las hogueras de los días, para destilar el ópalo nocturno de tu cuerpo.
        La tristeza es una gasa azul llena de cuarzo, un vidrio roto entre los vientos, una estrella mojada por una luz lejana.
        Dormirás a la sombra de tus candelitas más hondas, al rescoldo de tu piel aterida, con el pelo suelto en el universo y tu pena sobre la almohada.

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Aire en silencio

L. Tamaral

        Vivo atrapado en una jaula
        de pájaros vertiginosos

        mi trabajo consiste en esquivar
        el tictac de los relojes

        soy como la respiración rubia de los maniquíes
        que intentan abrazarse en los escaparates

        y el aire dulzón de los burdeles me llega
        a la hora que a las flores se les está evaporando el rocío

        pero conservo un remolino de asombro
        en la oculta ternura de su cuerpo.

        (París, 1933)

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La luz en la luz no se distingue,
nos cae a puñados en los ojos.
Son las cintas azules de las sombras,
que como un temblor de agua rota en el pecho
cubren lo que ya hemos perdido.
¡Cuántos amaneceres se disipan
cuando las aves levantan vuelo y nos dejan dormir!

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Z

            Te has vuelto un hombre triste, me dijeron.
            No soy un hombre triste, pero estoy lleno de tristeza
            como una lata brillante que oculta un licor oscuro.
            Sólo te dedicas a escribir, me reprocharon.
            Y también se equivocaban, yo sólo sé amar.

Para Helena
 
La percepción del tiempo
es el rocío que enfría tus mejillas
y es también el olor del mar.

Es la arena bajo tus pies
en el camino desierto.

Es verte ahora como fuiste hace años
y haberte visto hermosa como ahora eres.

Intangible
es el espacio que dejas cuando te marchas
el silencio del follaje después del viento
y tus sueños difuminados en las sábanas.

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PAGINA ACTUALIZADA EL 19/5/2012


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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