Con la reciente elección del cardenal Jorge Bengoglio "Habemus Papam Argentinorum, peronistum et jesuitam".
Paradójicamente la elección de un nuevo Papa perteneciente a un país suramericano, es decir moderno, no siempre responde a la idea de una renovación de la Iglesia. A los sacerdotes pertenecientes a la "Teología de la liberación" los apartaron de la Iglesia hace unos años, de manera que el clero restante en la mayoría de paises de aquel continente suele ser uno de los más dogmáticos y reaccionarios dentro del mundo católico.
Durante la dictadura argentina varios sacerdotes pertenecientes al "Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo" fueron detenidos, torturados y finalmente asesinados. Al entonces cura Jorge Bergoglio la Junta Militar no lo molestó, no lo consideraba un enemigo.
Juan Pablo I con Pinochet
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Históricamente, la Iglesia católica siempre ha sido aliada del Poder político en contra de las enseñanzas de Cristo. No se puede negar la estrecha vinculación que tuvo el clero con la dictadura española. En el Perú el cardenal Juan Luis Cipriani colaboró con el gobierno de Fujimori en las negociaciones con los secuestradores de la embajada del Japón que terminó en la brutal masacre de los secuestradores. El Vaticano llegó al extremo de programar una visita del Papa a Chile bajo la dictadura de Pinochet en 1987, cosa que no se había atrevido a hacer ni con Franco a pesar de que el episcopado español consideraba al dictador gallego como al Santísimo Sacramento y lo llevaba bajo palio.
En Chile el Papa llegó a Santiago y fue aclamado por el gobierno del general Pinochet y recibido por el dictador en persona que se confesaba "muy católico" mientras ordenaba las matanzas contra el pueblo chileno.
El milagro de que la Iglesia Católica haya sobrevivido durante 2.000 años se debe a que siempre ha tenido la habilidad de aliarse con el más fuerte y cuando se ha equivocado la han echado a los leones pero siempre ha sabido rectificar y salir a flote.
Hoy el Poder político no tiene la influencia de siglos anteriores porque lo que realmente se impone en el mundo es el Poder financiero. La Iglesia se ha puesto las pilas y ha elegido un Papa que además de llevarse bien con el Poder político (¡un Papa peronista! aclaman los argentinos), tenga muy claro el poder del dinero y qué mejor que un jesuita. Los jesuitas han sido los grandes banqueros con sotana, su habilidad para acumular riquezas con turbias maniobras sólo es comparable a la que modernamente desarrolla el Opus Dei. Por su acaparamiento de la riqueza por medios dudosos fueron expulsados de varios países europeos y en algunos, como en Suiza, la capital financiera de Europa, tienen prohibida su entrada constitucionalmente: "La Compañía de Jesús y sus sociedades filiales no podrán ser admitidas en ninguna parte de Suiza y queda prohibida a sus miembros toda actuación en la iglesia y en la escuela".
Habemus pues Papam Argentinorum, peronistum et jesuitam que en un alarde de sabiduría de marketing ha sabido elegir el humilde nombre de Francisco para disimular que el verdadero objetivo de la Iglesia es seguir siendo rica y mantenerse en el Poder.