
P.-EL ACULTURAMIENTO NACIONAL
Aunque la RAE defina la Cultura como "conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época, etc." creo que decir cultura francesa, española, peruana o hebrea es una aporía. (Decir "cultura de empresa" ya es una banalización del término que no merece ser mencionada).
La cultura, por definición, es universal y en ella participan desde la reina de Inglaterra hasta el último pigmeo de África, sin importar si son cristianos, musulmanes o judíos. En tal sentido, los términos “Cultura” y “Nacional” son contradictorios entre sí, es lo que se llama un "oxímoron". Luego, no es lógico emplear el término universal de Cultura para describir las "adquisiciones intelectuales" de un pueblo determinado.
Es evidente que toda manifestación literaria o artística es producto genuino del pueblo que la genera y en ese sentido son "nacionales". Pero para poder ser considerada parte de la Cultura humana hace falta que aporte nuevos valores universales a la bolsa común del conocimiento humano; pasarán pues a ser “Cultura” sólo las que cumplan el requisito de universalidad. En caso contrario se quedarán en “manifestaciones nacionalistas” que al no poder ser homologadas con las de otros países, etnias o tribus suelen ser xenófobas y repudiables.
El caso extremo es el aculturamiento o incrustación de esas expresiones nacionales aberrantes en culturas de otros pueblos, es por ejemplo la contaminación cultural que produjo la Alemania nazi irradiando en Occidente unos ideales germanófilos degenerados e inhumanos.
Si Erasmo de Rotterdam no hubiera difundido la Reforma Religiosa en el siglo XVI, no habría entrado en Occidente la Libertad y el Humanismo como claves de la cultura social de la Europa moderna. Los distintos países se habrían quedado anclados en sus dogmatismos y supercherías nacionales.
Sin embargo, la libertad adquirida no fue capaz de impedir que se crearan capillas nacionales defensoras de valores locales no homologables. La fragmentación de la cultura dio lugar al enfrentamiento de países que finalmente desembocaron en las dos guerras mundiales. Una verdadera vergüenza para Europa de la que se prefiere no hablar.
Hoy en día percibimos el resurgir de ese aculturamiento en movimientos políticos de ultraderecha que no parecen ser conscientes de que lo que proponen es la destrucción de la Cultura, de los valores de la cultura humana tan difícilmente conseguidos. El colmo sería que nos llevaran a una Tercera Guerra Mundial.
Afortunadamente la cultura es algo vivo que se separa y converge en determinadas épocas y podemos tener la esperanza que sus manifestaciones continúen enriqueciendo al ser humano y no lo vuelvan a hundir en la barbarie.
Ante la abusiva globalización neoliberal surge nuevamente el espíritu humanista europeo con valores que no figuran entre los Derechos Humanos de la Revolución Francesa pero que algunos escritores del siglo XX ya resumieron en uno solo: La Dignidad Humana.
Cualquier desviación de la cultura común del ser humano nos lleva a la indignidad, a la monstruosidad impune, considerada culturalmente aceptable y necesaria por algunos desde su “aculturamiento nacional”. En la mayoría de los casos se trata de algo repudiable y xenófobo.
TAMARAL
CODA de Leopoldo De Trazegnies Granda:
Nos alarmamos esta mañana al encender la radio y advertir la regresión humana en que nos encontramos escuchando al primer ministro de Israel justificar tranquilamente que se disparara a niños palestinos harapientos por manifestar su descontento con piedras contra los superprotegidos soldados israelitas en la frontera de Gaza. El resultado fue: 57 muertos y 2.500 heridos de bala. Era una forma de asesinar la Dignidad Humana, es decir, la Cultura común de los palestinos, la hebrea y la del mundo entero.
SEGUNDA CODA: lo expresado también es válido ante la masacre que está sufriendo Ucrania por parte de Rusia. (17/05/2022).
(FOTO del gran humanista Erasmo de Rotterdam)